domingo, 13 de abril de 2008

Cibersexo, filosofía y homosexualidad: punto de encuentro


Sexualidad y computadora, sumadas al denominado postmodernismo, bajo la aldea global, dan como resultado la premisa más elemental de toda época libertina, compleja, aún satanizada, empero expositora de todas las tendencias, orientaciones y patologías sexuales: el cibersexo.

La estigmatización de la sexualidad es una manera de ver a las diferentes manifestaciones sexuales de una persona, o bien, hasta grupos sociales. Finalmente todo individuo tiene una construcción cultural, y que a su vez, toda cultura posee una llamada conciencia colectiva, señala la antropóloga
Ana María Salazar Peralta, candidata a doctora en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.


El llamado ciberespacio, que en estos tiempos se determina como internet, no precisamente lo es: “todos los espacios virtuales (juegos, realidades aumentadas, realidades virtuales, etcétera), también son parte del ciberespacio. La red de redes únicamente forma parte”, asegura el maestro en Ingeniería en Computación, Adalberto Hernández LLarena, y candidato a doctor en la misma disciplina, por el Postgrado de Ingeniería en el Instituto que lleva el mismo nombre.


En ese momento, es cuando se denota al ciberespacio como un lugar para divisar la convergencia entre un ser humano-máquina. Con la construcción cultural que Salazar Peralta apunta, puede determinarse aquella arma por la cual mucha gente satisface sus necesidades sexuales y a veces hasta afectiva, llamándose este factor cibersexo.


Cuando se logran conjugar los tres aspectos “tecnológicamente postmodernos”, máquina, ser humano, necesidades sexuales, se puede hablar de aquellas personas que se encuentran en las trincheras sociales más satanizadas por la religión, esencialmente, y por la gente con carencia racional de quienes determinan a un homosexual, bisexual o lesbiana como sinónimo de perversión.


“Al ver entonces, ese espacio de liberación, y sobretodo anonimato, el “condenado” social, recurre al cibersexo”, dice Peralta. “A su vez, éste no significa forzosamente tener una relación sexual vía computadora, sino más bien representa todo lo que tiene que ver con el erotismo humano, en su relación con la máquina”, señala el sexólogo César Pérez, colaborador en el Instituto Mexicano de Sexología.

Mostrando las tres aristas que en esencia componen una sociedad: la
antropología, por el estudio de las culturas desde su origen, las ingenierías, por el soporte científico que lo apoya, y la psicología, en cuanto a su investigación del comportamiento tanto a nivel social como colectivo, se puede perfilar a grandes rasgos el cibersexo.


Ampliando más esta parte de la construcción de un “perfil cibersexual”: cibersexo: el punto de encuentro sin tabúes, expone a manera de audio un panorama más amplio de las relaciones expuestas y a presentar.


Se debe recordar que hay una madre de todas las ciencias: la filosofía. Ésta, en el caso de la cibercultura, podría manifestarse desde una perspectiva epistemológica en primera instancia.

Cuando el ser humano entra a una sala de chat, se puede hablar de que está usando una identidad: muchas veces la que posee cuando interactúa “cara a cara”, empero la mayoría lo hace con una diferente. Específicamente, en los homosexuales, es notable visualizar en diversos estudios que es ahí donde se desinhiben (Búrdalo, Beatriz, Amor y sexo en internet, Biblioteca Nueva). Adoptan personalidad, y hasta sexo distinto al que poseen.
En ese momento, alude Ana María Salazar, “se entra a lo que es el terreno de la hermenéutica. ¿Quién es el aquel que se encuentra del otro lado de la computadora? Habrá que recurrir a lo que el arte de interpretar señala: la dialéctica. No se debe olvidar que existen muchos tipos de identidades, es por eso que suena equívoco hablar de la pérdida de ésta cuando se entra al ciberespacio a tener cibersexo”, detalla la maestra.

En la misma línea, es importante puntualizar un aspecto esencial, elemental para el trabajo de fusión entre filosofía, cibersexo y homosexualidad.
Michel Foucaul, logró destacar ya desde aquellos años, en el que escribió en La historia de la sexualidad, El uso de los placeres, lo que habrá de predominar en todo el universo, mundo, continente, país, estado, población, comunidad, grupo, e individuo racional. Una más que propuesta filosófica, ley fundada en la naturaleza humana ya sea dentro de un espacio tangible, y ahora ya también espacio virtual. Aterrizando entonces en el cibersexo, se puede aludir a que dentro o fuera de éste: “lo que hace que se pueda desear a un hombre o a una mujer es solamente el apetito que la naturaleza ha implantado en el corazón del hombre hacia quienes son `bellos´. Cualquiera que fuera su sexo”.

1 comentario:

Chica_webcam dijo...

Todos estos estudios y comentarios de expertos son muy respetables. Pero lo cierto es que despues de cuarenta horas semanales delante de un ordenador, además de trabajar, intentas vivir para no volverte loca. Lo que supone en algunos casos el cibersexo en alguno de sus aspectos.
Será cierto que responde a una cultura social, pero como usuaria de algunos chats, bienvenida sea.
Besos
Lulu