miércoles, 14 de diciembre de 2011

La Europa que dejé, la América que encontré

Portugal, España, Grecia, Italia. Los mediterráneos...

Tras mi partida de Europa, estos países continúan en el escenario de una triste crisis económica. Arrastrada y agradecida a la llegada del euro. Los gigantes: Alemania y Francia corren a su rescate y aún así son vistos como los responsables y casi obligados a subsidiar los errores de “los de abajo”. En algunos sitios de la maravillosa ciudad madrileña se pueden ver carteles señalando a Angela Merkel disfrazada como ‘fascista’. Nicolas Sarkozy es dibujado como un impositor. Aquí la pregunta cabría: ¿qué necesidad podrían tener estos dos actores políticos de tener que dotar de recursos a aquellos países que poco han sabido pensar sobre el resguardo de sus propias naciones. Tal vez habría que seguir planteando el ideal que muchos han definido a lo largo de la historia del viejo continente: Europa termina en los Pirineos. Después de éstos África empieza.

América; americanos: son sinónimos de Estados Unidos, según dice un amigo francés. Para ellos América es USA. “Después de este país [hacia el sur] están los latinoamericanos”, asegura. Independientemente de que los estadounidenses se hayan quedado con el calificativo de americanos, a los ‘de abajo’ (geográficamente), nos queda claro que pertenecemos al mismo continente. Y aún más a los mexicanos, somos consientes de que somos norteamericanos. Centroamérica existe y en Sudamérica sí hay civilización. Aún así, queda bien marcada la división entre Estados Unidos y Latinoamérica (incluyamos en este último a Brasil). El país más poderoso del mundo está decayendo. Está dejando de ser un imperio. Los asiáticos le están robando el título. Latinoamérica se está reformando en todas sus estructuras (social, educativa, económica…). He llegado al continente en un momento cúspide. El de las elecciones. En distintas fechas y periodos, pero los cambios vienen. Los países emergentes como Argentina, Brasil y México se denotan estables con respecto a la debilidad europea y que afecta a Estados Unidos. Poco a poco los latinoamericanos están creciendo como economía y como sociedad. El mito de la inquebrantable Europa y de la invencible USA está cayendo.

La Europa que dejé hace ya dos meses no es la misma que encontré hace un año. Hoy es más débil política y económicamente. Parece temblar de miedo. La situación actual del euro es el claro ejemplo de esa crisis económica que no deja de aquejarlos. Los resultados de las elecciones en España, sin olvidar el adelanto de las votaciones, son un claro paradigma de la inestabilidad política de la llamada casi entre comillas “Unión” Europea. La América que encontré es la esperanzadora y llena de expectativas, en sus entrañas sociales, de siempre. Ésa gente que no desiste pese a la cancerosa clase política que se vive de norte a sur. Con pocas excepciones. Sin duda alguna, 2012 será un año de grandes cambios. Nadie sabe realmente lo que va a pasar. Pero lo que sí se puede vislumbrar desde ahora, es que el próximo año el mundo sufrirá una reestructuración en todos sus niveles, que trazarán perfectamente el rumbo de América y Europa, hacia un futuro impensable, de grandes sorpresas y de nuevas posibilidades.