miércoles, 23 de abril de 2008

Al homosexual sí se le acepta, a sus actos no. Afirma el sacerdote Francisco Javier


Uno de los principales debates que se ha llevado a mesa de discusión a través de los siglos, y que no ha logrado establecerse una conjetura razonable vinculada con la realidad, es la de tratar la homosexualidad en el ámbito de la religión. En específico para nuestro país, la Iglesia Católica.

“Para algunas personas podrá representar sinónimo de asustarse. Son personas cuya formación va más ligada a la religión. Para ellos el sexo, y más la homosexualidad, sigue siendo un tema tabú, cuando lo que estamos viendo en la sociedad mexicana de principios de tercer milenio, es que está apareciendo toda la diversidad de la sexualidad humana que durante siglos ha estado reprimida”, afirma la candidata a doctora en Antropología, Ana María Salazar Peralta, científica social en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

Frente a esta situación, es importante verificar qué tan cierto es lo mencionado por la también coordinadora del Seminario Permanente de Estudios de Género en la misma entidad académica, ya que resulta lógico el escepticismo por parte de quien se dirá no religioso, o que es exagerado generalizar de esa manera, aún con cifras tan obvias como las de indicar que
en el año dos mil, 96 de cada cien habitantes de cinco años y más profesaba alguna religión, siendo la católica la de mayor presencia en nuestro país; le siguen la protestante o evangélica.

Y para todas aquellas personas que duden aún de lo expuesto, que por el lapso de tiempo que ha transcurrido, se presenta una entrevista con datos que profundizan en lo dicho por la antropóloga.

miércoles, 16 de abril de 2008

La primera vez: Mutty, Vatty, ich bin schwull

Existe gran variedad de literaturas, cuentos, películas, documentales con temática gay, en donde ya sea de manera explícita o implícita, hacen notar la manera en que un joven, niño o hasta señor se acepta como un homosexual.
El audio "La primera vez: Mutty, Vatty, ich bin Schwull" (papá, mamá, soy homosexual) hace la búsqueda por el razonamiento de la gente que, en su mayoría, se encuentra cegada a los tabúes sexuales que ya no están de acuerdo a esta época. No es la repetición de la siguiente entrevista. Es la charla con una persona que vivió en carne propia el "proceso" de autoaceptación de la homosexualidad, sobrevivió a los problemas familiares que le ocasionó su manifestación abierta de ser gay. Hoy únicamente es Lalo.
"Cuando la gente salga de sus trincheras, decida ser visible y se de cuenta de que los estereotipos marcados sobre la diversidad sexual no nada más hablan acerca de tragedias, enfermedades, vergüenzas, penas y humillaciones, podremos hablar de igualdad, refiere el sexólogo Luis Perelman Javnozon co-director de El Armario Abierto, entrevistado en octubre de 2006.

“La igualdad se dará en los espacios donde la gente convive, pues sabemos que siempre en una familia hay alguien que no es heterosexual. Hay casos en los que hay más de uno y no lo quieren reconocer por miedo al rechazo. Viven tratando de evitar su realidad.

“Eso lo estoy comprobando cada vez que voy a dar pláticas; por lo que uno de mis proyectos ha sido apoyar a los padres y madres que tienen hijos con diferente orientación sexual.

“El objetivo es que se reintegren, apoyen y unifiquen como una familia en la que realmente se acepten, ya que después darse cuenta de la situación y tratar de hacer todo lo posible para cambiarla, llegan a la conclusión de que aceptando a su hijos es cuando mejor les va. Descubren que no los conocen verdaderamente; es ahí donde he visto en realidad que se dan los valores de la familia, que radican en la aceptación incondicional; entonces, se atreven a cuestionar los dogmas, mitos y estereotipos culturales homofóbicos que hemos aprendido tan bien desde niños.

“Si la gente está bien es su familia va a enfrentar mejor el mundo”.

domingo, 13 de abril de 2008

Cibersexo, filosofía y homosexualidad: punto de encuentro


Sexualidad y computadora, sumadas al denominado postmodernismo, bajo la aldea global, dan como resultado la premisa más elemental de toda época libertina, compleja, aún satanizada, empero expositora de todas las tendencias, orientaciones y patologías sexuales: el cibersexo.

La estigmatización de la sexualidad es una manera de ver a las diferentes manifestaciones sexuales de una persona, o bien, hasta grupos sociales. Finalmente todo individuo tiene una construcción cultural, y que a su vez, toda cultura posee una llamada conciencia colectiva, señala la antropóloga
Ana María Salazar Peralta, candidata a doctora en el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.


El llamado ciberespacio, que en estos tiempos se determina como internet, no precisamente lo es: “todos los espacios virtuales (juegos, realidades aumentadas, realidades virtuales, etcétera), también son parte del ciberespacio. La red de redes únicamente forma parte”, asegura el maestro en Ingeniería en Computación, Adalberto Hernández LLarena, y candidato a doctor en la misma disciplina, por el Postgrado de Ingeniería en el Instituto que lleva el mismo nombre.


En ese momento, es cuando se denota al ciberespacio como un lugar para divisar la convergencia entre un ser humano-máquina. Con la construcción cultural que Salazar Peralta apunta, puede determinarse aquella arma por la cual mucha gente satisface sus necesidades sexuales y a veces hasta afectiva, llamándose este factor cibersexo.


Cuando se logran conjugar los tres aspectos “tecnológicamente postmodernos”, máquina, ser humano, necesidades sexuales, se puede hablar de aquellas personas que se encuentran en las trincheras sociales más satanizadas por la religión, esencialmente, y por la gente con carencia racional de quienes determinan a un homosexual, bisexual o lesbiana como sinónimo de perversión.


“Al ver entonces, ese espacio de liberación, y sobretodo anonimato, el “condenado” social, recurre al cibersexo”, dice Peralta. “A su vez, éste no significa forzosamente tener una relación sexual vía computadora, sino más bien representa todo lo que tiene que ver con el erotismo humano, en su relación con la máquina”, señala el sexólogo César Pérez, colaborador en el Instituto Mexicano de Sexología.

Mostrando las tres aristas que en esencia componen una sociedad: la
antropología, por el estudio de las culturas desde su origen, las ingenierías, por el soporte científico que lo apoya, y la psicología, en cuanto a su investigación del comportamiento tanto a nivel social como colectivo, se puede perfilar a grandes rasgos el cibersexo.


Ampliando más esta parte de la construcción de un “perfil cibersexual”: cibersexo: el punto de encuentro sin tabúes, expone a manera de audio un panorama más amplio de las relaciones expuestas y a presentar.


Se debe recordar que hay una madre de todas las ciencias: la filosofía. Ésta, en el caso de la cibercultura, podría manifestarse desde una perspectiva epistemológica en primera instancia.

Cuando el ser humano entra a una sala de chat, se puede hablar de que está usando una identidad: muchas veces la que posee cuando interactúa “cara a cara”, empero la mayoría lo hace con una diferente. Específicamente, en los homosexuales, es notable visualizar en diversos estudios que es ahí donde se desinhiben (Búrdalo, Beatriz, Amor y sexo en internet, Biblioteca Nueva). Adoptan personalidad, y hasta sexo distinto al que poseen.
En ese momento, alude Ana María Salazar, “se entra a lo que es el terreno de la hermenéutica. ¿Quién es el aquel que se encuentra del otro lado de la computadora? Habrá que recurrir a lo que el arte de interpretar señala: la dialéctica. No se debe olvidar que existen muchos tipos de identidades, es por eso que suena equívoco hablar de la pérdida de ésta cuando se entra al ciberespacio a tener cibersexo”, detalla la maestra.

En la misma línea, es importante puntualizar un aspecto esencial, elemental para el trabajo de fusión entre filosofía, cibersexo y homosexualidad.
Michel Foucaul, logró destacar ya desde aquellos años, en el que escribió en La historia de la sexualidad, El uso de los placeres, lo que habrá de predominar en todo el universo, mundo, continente, país, estado, población, comunidad, grupo, e individuo racional. Una más que propuesta filosófica, ley fundada en la naturaleza humana ya sea dentro de un espacio tangible, y ahora ya también espacio virtual. Aterrizando entonces en el cibersexo, se puede aludir a que dentro o fuera de éste: “lo que hace que se pueda desear a un hombre o a una mujer es solamente el apetito que la naturaleza ha implantado en el corazón del hombre hacia quienes son `bellos´. Cualquiera que fuera su sexo”.